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Tito, como Timoteo, fue un estrecho colaborador de Pablo, según se desprende de la mención de su nombre en varias de las cartas (cf. por ejemplo, 2 Co 2.13; 7.6-16; 8.23). En Gl 2.1-3 dice Pablo que Tito no era judío, sino griego. En Hechos no se hace mención de él.
Esta carta (Tit) da a entender que Pablo había dejado a Tito en la isla de Creta para continuar su labor de consolidar y organizar esa iglesia.
La carta comienza con un saludo mas amplio que el de las otras cartas pastorales (1.1-4).
En la parte central se encuentran diversas recomendaciones que se refieren a las responsabilidades de Tito en Creta. Primero, respecto de los que presiden la comunidad; luego, frente a los falsos maestros; y después, frente a los diversos miembros de la comunidad (1.5-2.15).
Más adelante se le dan instrucciones generales, recordando la obra salvadora de Dios por medio de Jesucristo y por la acción del Espíritu Santo (3.1-11).
Como conclusión hay unas recomendaciones personales (3.12-14) y una breve despedida (3.15).
En la perspectiva en que está escrita la carta, ésta se situará entre 1 Timoteo y 2 Timoteo. Esta carta, por sus características literarias y su contenido plantea problemas similares a los que ya se han expuesto en la introducción a 1 Timoteo.
Como ciervo sediento en busca de un río, así, Dios mío, te busco a tí (Sal 42)
Deja tus preocupaciones al Señor, y él te mantendrá firme; nunca dejará que caiga el hombre que lo obedece (Sal 55, 23).
Depositen en él todas sus preocupaciones, pues él cuida de ustedes (1 Pe 5, 7)
Cuando Dios entra en acción, sus enemigos se dispersan (Sal 68).
Llámame y te responderé; y te mostraré cosas grandes y secretas que tu ignoras (Jer 33,3).
Me llamará, y yo le responderé, y estaré con él en la desgracia (Sal 91).
Deja que él te instruya, grábate en la mente sus palabras (Job 22, 22).
Yo te instruiré, te enseñaré el camino, te cuidaré, seré tu consejero (Sal 32,8).
El Señor está cerca de los que lo invocan, de los que lo invocan con sinceridad. El cumple los deseos de los que lo honran; cuando le piden ayuda, los oye y los salva (Sal 18-19).
Pidan y recibirán; busquen y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. Porque el que pide recibe, el que busca encuentra, y al que llama se le abrirá la puerta (Mt 7, 7).
Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman (Rm 8,28).
Todo lo que Dios ha hecho es bueno; él, a su tiempo, provee a todas las necesidades (Eclo 39, 16).
No hay que preguntar ¿porqué esto? ¿porqué aquello? porque todo tiene un propósito (Eclo 39, 21).
No hagas mal, y el mal no te alcanzará (Eclo 7,1).
Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar y reprender, para corregir y educar en una vida de rectitud, para que el hombre de Dios esté capacitado y completamente preparado para hacer toda clase de bien (2 Tim 3, 16).