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Éfeso era una antigua ciudad situada en la costa accidental de la península de Asia Menor (actual Turquía). En el siglo I d. C., era una de las ciudades más importantes del Imperio Romano y llegó a ser, durante un tiempo, la capital de la provincia de Asia. Pablo ejerció allí su actividad misionera en varias ocasiones. Hch 18.19-21 narra la primera visita del apóstol a esta ciudad. Fue una visita breve, pero luego regresó y permaneció allí por más de dos años (Hch 19.1-20.1). En las cartas paulinas hay varias referencias a esta ciudad (1 Co 15.32; 16.8; 1 Ti 1.3; 2 Ti 1.18; 4.12). La Iglesia de Éfeso se menciona tambien en Ap 1.11; 2.1-7.
La Carta a los Efesios (Ef), junto con las cartas a los Filipenses, a los Colosenses, y a Filemón, forman un grupo que se ha llamado "Las cartas de la cautividad", porque en ellas se dice que Pablo está prisionero cuando las escribe (cf., por ejemplo, Ef 3.1; Fil 1.13; Col 4.3; Flm 9).
La parte principal de la Carta a los Efesios se divide en dos secciones. La primera (1.3-3.21) es predominantemente doctrinal o expositiva. Comienza con una alabanza a Dios por su obra salvadora, realizada por medio de Cristo Jesús (1.3-1.4). Aquí se acumulan términos pra exaltar esa obra de Dios, que esta carta llama en varios lugares el designio secreto de Dios, mantenido oculto desde tiempos antiguos, pero dado a conocer ahora (cf. 1.9; 3.3-4.9;5.32; 6.19). Según ese designio secreto de Dios, todos los hombres, judíos y no judíos, están llamados a formar el único pueblo de Dios y a recibir la herencia eterna.
Después de una oración por los destinatarios de la carta (1.15-23), se pasa en 2.1-22 a exponer más ampliamante ese designio de Dios, manifestado ante todo en el llamamiento dado por Dios a los no judíos para formar parte del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia.
En 3.1-21 se habla, sobre todo, del encargo que Pablo recibió de dar a conocer ese mensaje, y se termina con una nueva alabanza a Dios.
La segunda parte de la carta (4.1-6.20) es una exhortación a vivir de acuerdo con el llamamiento recibido de Dios. Se aplican más concretamente las exigencias de ese llamamiento a las circunstancias concretas de la iglesia y a los diversos grupos que la componen. Una parte importante son las exhortaciones dirigidas a los esposos, a los hijos y a los padres, a los esclavos y a los amos. Esta exhortación termina con una presentación de la vida cristiana usando la imagen literaria de un combate y de las armas necesarias para afrontarlo.
La carta insiste en la unidad de la iglesia, basada en el hecho de que hay un solo Espíritu, un solo Señor y un solo Dios, el Padre (cf., especialmente 4.3-6).
La mensión de Éfeso en el saludo falta en las copias más antiguas que se conservan de la carta. Por otra parte, no hay alusiones especialmente personales a la comunidad de Éfeso, que Pablo conocía muy bien. Por eso, es probable que esta carta estuviera dirigida originalmente a un grupo de comunidades, entre las que se contaría también Éfeso.
Si la comparamos con las cartas más antiguas de Pablo, esta carta presenta un vocabulario y un estilo literario bastante propios, así como una perspectiva teológica distinta. Los problemas a los que se refiere en ella son diferentes. Por otra parte, llama la atención la manera como se habla de los apóstoles en 2.20. Al parecer, quien escribe pertenece a una generación posterior.
Sin embargo, es claro que en la carta aparecen también muchos temas propios de la teología paulina y en especial el de su responsabilidad como apóstol de los no judíos.
La Carta a los Efesios presenta una semejanza muy grande en la disposición general, en el lenguaje y en los temas, con la Carta a los Colosenses. Pareciera que el texto de esta carta se hubiera tenido en cuenta para la redacción de Efesios.
Estas peculiaridades de la carta han sido explicadas de diversas maneras: por el tiempo en que fue escrita o por la utilización de algún secretario. Algunos, en cambio, piensan que aquí tenemos el caso de un autor anónimo que utiliza un procedimiento literario conocido en esa época: escribe en nombre de Pablo, basando su propia exposición en la doctrina enseñada por el apóstol.
Al mencionar la prisión de Pablo (3.1; 4.1), no se especifica el lugar. Por las razones anotadas anteriormente, resulta imposible precisar la fecha exacta de composición de la carta.
Como ciervo sediento en busca de un río, así, Dios mío, te busco a tí (Sal 42)
Deja tus preocupaciones al Señor, y él te mantendrá firme; nunca dejará que caiga el hombre que lo obedece (Sal 55, 23).
Depositen en él todas sus preocupaciones, pues él cuida de ustedes (1 Pe 5, 7)
Cuando Dios entra en acción, sus enemigos se dispersan (Sal 68).
Llámame y te responderé; y te mostraré cosas grandes y secretas que tu ignoras (Jer 33,3).
Me llamará, y yo le responderé, y estaré con él en la desgracia (Sal 91).
Deja que él te instruya, grábate en la mente sus palabras (Job 22, 22).
Yo te instruiré, te enseñaré el camino, te cuidaré, seré tu consejero (Sal 32,8).
El Señor está cerca de los que lo invocan, de los que lo invocan con sinceridad. El cumple los deseos de los que lo honran; cuando le piden ayuda, los oye y los salva (Sal 18-19).
Pidan y recibirán; busquen y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. Porque el que pide recibe, el que busca encuentra, y al que llama se le abrirá la puerta (Mt 7, 7).
Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman (Rm 8,28).
Todo lo que Dios ha hecho es bueno; él, a su tiempo, provee a todas las necesidades (Eclo 39, 16).
No hay que preguntar ¿porqué esto? ¿porqué aquello? porque todo tiene un propósito (Eclo 39, 21).
No hagas mal, y el mal no te alcanzará (Eclo 7,1).
Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar y reprender, para corregir y educar en una vida de rectitud, para que el hombre de Dios esté capacitado y completamente preparado para hacer toda clase de bien (2 Tim 3, 16).
CARTA DE SAN PABLO A LOS EFESIOS.mp3