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VIACRUCIS DE LA VIRGEN MARIA DESCARGABLE EN TEXTO Y AUDIO MP3.


via crucis virgen maria

964 El papel de María con relación a la Iglesia es inseparable de su unión con Cristo, deriva directamente de ella. "Esta unión de la Madre con el Hijo en la obra de la salvación se manifiesta desde el momento de la concepción virginal de Cristo hasta su muerte" (LG 57). Se manifiesta particularmente en la hora de su pasión:

«La Bienaventurada Virgen avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz. Allí, por voluntad de Dios, estuvo de pie, sufrió intensamente con su Hijo y se unió a su sacrificio con corazón de madre que, llena de amor, daba amorosamente su consentimiento a la inmolación de su Hijo como víctima que Ella había engendrado. Finalmente, Jesucristo, agonizando en la cruz, la dio como madre al discípulo con estas palabras: “Mujer, ahí tienes a tu hijo” (Jn 19, 26-27)» (LG 58).

970 "La misión maternal de María para con los hombres de ninguna manera disminuye o hace sombra a la única mediación de Cristo, sino que manifiesta su eficacia. En efecto, todo el influjo de la Santísima Virgen en la salvación de los hombres [...] brota de la sobreabundancia de los méritos de Cristo, se apoya en su mediación, depende totalmente de ella y de ella saca toda su eficacia" (LG 60). "Ninguna creatura puede ser puesta nunca en el mismo orden con el Verbo encarnado y Redentor. Pero, así como en el sacerdocio de Cristo participan de diversas maneras tanto los ministros como el pueblo fiel, y así como la única bondad de Dios se difunde realmente en las criaturas de distintas maneras, así también la única mediación del Redentor no excluye, sino que suscita en las criaturas una colaboración diversa que participa de la única fuente" (LG 62).


Espada Corazon Virgen Maria

II. El culto a la Santísima Virgen:

971 "Todas las generaciones me llamarán bienaventurada" (Lc 1, 48): "La piedad de la Iglesia hacia la Santísima Virgen es un elemento intrínseco del culto cristiano" (MC 56). La Santísima Virgen «es honrada con razón por la Iglesia con un culto especial. Y, en efecto, desde los tiempos más antiguos, se venera a la Santísima Virgen con el título de "Madre de Dios", bajo cuya protección se acogen los fieles suplicantes en todos sus peligros y necesidades [...] Este culto [...] aunque del todo singular, es esencialmente diferente del culto de adoración que se da al Verbo encarnado, lo mismo que al Padre y al Espíritu Santo, pero lo favorece muy poderosamente" (LG 66); encuentra su expresión en las fiestas litúrgicas dedicadas a la Madre de Dios (cf. SC 103) y en la oración mariana, como el Santo Rosario, "síntesis de todo el Evangelio" (MC 42).


Tomado del CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA (clic)





En el Nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu santo. Amén.


I.-PRIMERA ESTACION: MARIA EN EL CENACULO.

La Santísima Virgen, Maria Magdalena, Maria Cleofás y otras santas mujeres asistieron a la última Cena, en una sala contigua al Cenáculo, según una antigua y piadosa tradición.

ORACION: ¡Madre de los creyentes, dulce Virgen Maria! Tu comulgaste de las manos de tu Hijo Jesucristo en la Ultima Cena, pídele ahora que estas con el en el Cielo, que aumente nuestra fe en su Presencia Real en la Sagrada Eucaristía, aquí en la Tierra.

II.-SEGUNDA ESTACION: LA VIRGEN MARIA RECIBE AVISO DE QUE HAN APREHENDIDO A JESUS.

Cuando llegó Judas con los guardias y criados de Caifás a aprehender a Jesús, uno de los apóstoles que estaba con Jesús en el Huerto de los Olivos fué corriendo al Cenáculo para avisar a Maria.

ORACION: ¡Que golpe tan duro recibiste, Madre mía, al saber que Jesús había sido aprehendido como si fuera un malhechor! Por la pena tan grande que tuviste, haz Señora, que no nos olvidemos nunca del sufrimiento de tantas madres, que tienen hijos en las cárceles.

III.-TERCERA ESTACION: MARIA ENCUENTRA A PEDRO QUE HA NEGADO A JESUS.

Jesús lo llevaron del Huerto de los Olivos a la casa de Caifás. Ahí, Pedro el apóstol principal, lo negó. Es muy probable que Maria haya ido en la noche a buscar en donde habían encarcelado a su Hijo, y que en el camino haya encontrado a Pedro, llorando su traición.

ORACION: Señora, tu que supiste lo que se siente cuando aquellos en quienes más se confía dan la espalda por miedo, concédenos que nunca, ante nada ni nadie, sintamos temor de llamarnos cristianos o de actuar como cristianos.

IV.-CUARTA ESTACION: LA VIRGEN MARIA EN LA NOCHE AMARGA DEL PRENDIMIENTO.

La Santísima Virgen no debe haber podido ver a Jesús en aquella noche del prendimiento. En la casa de Caifás lo condenaron a muerte y ahí mismo lo encerraron, atadas las manos. Fue esa noche una noche muy larga para Maria, en la que no pudo dormir ni siquiera un momento.

ORACION: ¡Madre de las angustias, qué noche de insomnio y lágrimas tuviste cuando apresaron a Jesús! Que nosotros en recuerdo de esa tu noche de amargura, compadezcamos a los enfermos que sufren angustiados en las interminables noches de dolor en los hospitales.

V.-QUINTA ESTACION: MARIA EN EL PRETORIO DE PILATO.

Al día siguiente, el viernes, llevaron muy temprano a Jesús ante el Procurador romano Poncio Pilato. Los fariseos querían que Pilato mandara ejecutarlo. Es muy probable que entre la turba que estaba en el pretorio estuviera Maria, y que con sus propios ojos contemplara a Jesús, cuando Pilato lo mostró al pueblo azotado, coronado de espinas, y con un manto de púrpura para burlarse de el, porque decía ser Rey.

ORACION: Señora Madre mía, ¡qué dolor tan inmenso debe haber sido tu dolor, al ver a tu Hijo hecho pedazos y no poder hacer nada por el! Compadece, oh Madre, a las madres que tienen hijos destrozados por el alcohol o por las drogas, y ayúdalas ahora que sí puedes ayudarlas; tú que entonces no pudiste ayudar a tu Hijo.

VI.-SEXTA ESTACION: MARIA VE CUANDO PILATO ENTREGA A JESUS Y LO LLEVAN A CRUCIFICAR.

La Virgen estaba presente en el Pretorio cuando Pilato, queriendo salvar a Jesús, sacó a Barrabás y preguntó a la plebe a quien quería que soltara, y prefirieron a Barrabás, que era un ladrón y homicida. Luego preguntó Pilato: y a este, ¿qué voy a hacer con el? y todos gritaban: ¡crucifícale! Pilato se lavó entonces las manos y les entregó a Jesús para que lo crucificaran.

ORACION: Virgen Santa Maria, tu que viste cómo fue rechazado Jesús por la plebe y cómo Pilato, en contra de su conciencia, nada mas por no perder un puesto público, lo entregó para que lo crucificaran. Pídele al Señor que cambie el corazón de nuestros políticos cobardes y corruptos, y el de todos cuantos quieren crucificar a nuestro pueblo.

VII.-SEPTIMA ESTACION: MARIA ENCUENTRA A JESUS EN LA VIA DOLOROSA.

En la Vía Dolorosa, entre las muchedumbres que empujaban los soldados, para que abran paso a los que llevan a crucificar, ve Maria de cerca de su Hijo Jesús, que va sangrando con la Cruz a cuestas, tambaleante y con la cabeza coronada de espinas, y la cara desfigurada por los golpes.

ORACION: Cuando viste a Jesús, Madre mía, que iba muriéndose en la calle, sentiste que se te hacia pedazos el corazón. Vennos ahora a nosotros también de cerca, como viste a Jesús, y apiádate de nosotros, pues tenemos desfigurada el alma por nuestros pecados.







VIII.-OCTAVA ESTACION: MARIA EN EL CALVARIO.

Entre empellones de la turba que quería un buen lugar para presenciar de cerca el sangriento espectáculo, Maria llego a la cima del Calvario. El griterío de toda aquella gente enloquecida por la maldad cesó de pronto. Se escucharon tan sólo los martillazos de los clavos, cuando estaban crucificando a Jesús.

ORACION: Los clavos parecían irse hundiendo en tu pecho, Virgen Pura. Cada golpe del martillo lo sentías vibrar en tu cabeza. Tú que sufriste tanto con Jesús, alcánzanos de él estas dos Gracias: que no sean en vano para nosotros los sufrimientos tuyos y de tu Hijo Divino, y que podamos sufrir, aunque sea un poco, por Jesús.

IX.-NOVENA ESTACION: LA VIRGEN MARIA EN LA CRUCIFIXION.

Maria, junto con las otras mujeres, estaba al pie de la Cruz. También Juan, el discípulo amado la acompañaba. Fue el único que tuvo valor para estar presente en esos momentos. Jesús le dijo a Juan: "He ahí a tu Madre".

ORACION: ¡Señora y Madre nuestra! "Juan…" somos todos los discípulos de Jesús. Jesús quiso que fueras la Madre de cuantos creyéramos en su Persona y en sus enseñanzas. Nosotros creemos y tú eres, pues, nuestra Madre. Ruega, Madre por nosotros, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amen.

X.-DECIMA ESTACION: MARIA ESTABA JUNTO A LA CRUZ CUANDO JESUS EXPIRO.

Jesús murió como a las tres horas de haber sido clavado en la Cruz. José de Arimatea y José Nicodemo fueron a buscar a Pilato para pedirle el Cuerpo de Jesús, para darle sepultura. Mientras Maria estaba junto a la Cruz, petrificada de dolor, con su Hijo muerto, ahí colgado de los clavos y ella sin poder bajarlo.

ORACION: ¡Señora del gran dolor sin llanto, que pareces estatua de dolor, ahí junto a la Cruz, donde pende ya muerto tu Hijo! Te pedimos que nos alcances el poder sentir en nuestro corazón un gran amor por Jesús, que murió por salvarnos, y por ti, que sufriste tanto con Jesús, y un gran dolor por nuestra ingratitud y nuestros pecados.

XI.-DECIMA PRIMERA ESTACION: MARIA EN EL DESCENDIMIENTO.

Por fin, horas después que murió Jesús, vinieron José de Arimatea, José Nicodemo y Juan a bajar el Cuerpo del Señor. Llevaron escalera, lo desclavaron y fueron, poco a poco, bajando el Cuerpo, hasta donde estaba Maria y las otras mujeres.

ORACION: Jesús, el más bello de los hombres, el Amor hermoso que se hizo carne, está muerto. Sus miembros cuelgan sin vida, mientras lo bajan de la Cruz. Señora, Madre mía, perdónanos. Nosotros tuvimos la culpa de que lo crucificaran y de que esté muerto. El murió por nuestros pecados. Perdónanos y apiádate de nosotros.

XII.-DUODECIMA ESTACION: LA PIEDAD DE MARIA.

¡Qué delicadeza tan grande la de Maria! Tiene en su regazo a su Hijo ya muerto y está limpiándole el rostro y todo el Cuerpo. En la barba hay coágulos pegados. En la cabeza tiene las llagas que le hicieron las espinas. La espalda está destrozada por los golpes, y las manos y los pies son como flores rojas por la sangre reseca.

ORACION: Tu piedad inmensa, Señora. El amor a tu Hijo te impulsa a tener fuerzas para arreglar su Cuerpo destrozado. Ten piedad también de nosotros, mi Virgen Madre amada y querida. Ponnos como la Madre amorosa en tu regazo, y limpia con tu mano bendita las manchas de nuestras almas.

XIII.-DECIMA TERCERA ESTACION: MARIA EN LA SEPULTURA DE JESUS.

Llevaron a Jesús a un sepulcro nuevo, que era de José de Arimatea y estaba ahí junto al Calvario. Maria y las otras mujeres empezaron a ungir con perfumes el Cuerpo de Jesús, para embalsamarlo, pero cayó la noche y era Víspera de Sábado de Pascua. Les estaba prohibida en sábado cualquier actividad. Dejaron pendiente su trabajo y se retiraron del sepulcro.

ORACION: Madre de los dolores, que cuando sepultaste a Jesús, que era tu vida, fue como si tú misma te sepultaras; ten compasión, te pedimos, de las madres que pierden a sus hijos y sienten, como tu, que al perderlos, ellas mismas están perdiendo la vida. Consuélalas, Señora, con la esperanza de la Vida Eterna para ellas y sus hijos que han muerto.

XIV.-DECIMA CUARTA ESTACION: SOLEDAD DE MARIA.

Del sepulcro, cuando ya había caído la noche, volvieron al Cenáculo Maria, las otras mujeres y el apóstol Juan. Ahí estaban los otros apóstoles, que se habían escondido por miedo a los judíos. Maria, en silencio, sentada en un rincón pasó toda la noche, sintiendo en su alma la amarga soledad de una madre que acaba de perder a su Hijo único, que era, mas que para cualquier madre, la razón de su vida.

ORACION: Madre, déjanos contemplarte en la soledad tan grande en que te encuentras. Estás sola, muda por el dolor, sin lágrimas en los ojos, porque no tienes ni el consuelo de las lágrimas. Estamos viéndote sufrir con los ojos de nuestras almas, Madre mía. Escucha, Señora, mi Oración: te hablo como un hijo que necesita la ayuda de su Madre. Ten misericordia de nosotros, Virgen de los Dolores y de la Soledad, pídele por nosotros a tu Hijo Jesucristo, para que perdone nuestros pecados y nos conceda su Gracia. Amén.



TE ADORAMOS, OH CRISTO Y TE BENDECIMOS,
QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO, Y A MI PECADOR. AMEN.




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